Apple Learning Coach
en todo el mundo

¿Qué huella puede dejar una sola persona en un centro educativo? Apple Learning Coach transforma a especialistas en formación de docentes en agentes transmisores de empatía, sentido de pertenencia y cultura de la colaboración. «Cuando forman a docentes, sabemos que eso también llega a sus estudiantes y que tiene un impacto en el aprendizaje que se está produciendo en sus aulas», dice Morgan Cave, directora de tecnología educativa de la circunscripción escolar independiente de Richardson, en Texas. Desde su lanzamiento, Apple Learning Coach, un programa de aprendizaje profesional disponible para docentes y responsables de educación, ha certificado a miles de formadores de más de una docena de países que están impulsando la innovación mucho más allá de donde desarrollan sus actividades. El programa está diseñado con contenidos seleccionados para docentes y estudiantes.

Quienes completan el programa de certificación aprenden a poner la tecnología al servicio de la pedagogía. Además de utilizarla de una manera más efectiva, descubren nuevas ideas, ganan confianza e interactúan con gente de su profesión. Ana Lilia Gómez Iniesta, coordinadora general académica del Colegio Cristóbal Colón de Ciudad de México, dice lo siguiente: «Se trata de una comunidad mundial, no se limita a México, y sus integrantes aprenden de gente no solo de aquí, sino de todas partes». Cuando los especialistas en formación apoyan a docentes y estudiantes mediante la empatía, dejan una huella que transforma las aulas y tiene un beneficio social y emocional en comunidades enteras.

«¿Cómo se puede mantener una cultura que permita continuar con una iniciativa después de que el equipo directivo del centro se haya puesto a trabajar en otra cosa?», pregunta Matthew Wright, subdirector del Floreat Park Primary, en Perth (Australia). «Hay que dar al personal la capacidad de apoyarse, formarse, influirse y compartir responsabilidades». En el programa, los formadores desarrollan habilidades que cultivan la cultura académica desde dentro y crean un entorno en el que ayudar a los demás es la norma. «Se crea una verdadera cultura de apoyo mutuo en el centro», afirma John McGhee, jefe de estudios del St. Andrew’s Secondary de Glasgow (Escocia).

Con un plan de estudios muy riguroso que no se limita a seguir una lista con los requisitos del aprendizaje profesional, el programa refuerza las habilidades y transmite confianza en torno al uso de la tecnología Apple. El 86 % de los Apple Learning Coaches dicen que se sienten más seguros a la hora de formar a docentes. Además, 9,1 de cada 10 afirman que han sido capaces de llevar sus estrategias al siguiente nivel tras su participación en el programa. Anna Gruber, vicerrectora de enseñanza y digitalización de la Universidad de Pedagogía de Alta Austria, dice lo siguiente: «Creo que es muy importante que las personas de un mismo equipo adquieran nuevas habilidades tanto digitales como formativas y que compartan sus conocimientos en los centros».

Cuando los formadores tienen las herramientas y el apoyo que necesitan, los docentes están mejor preparados para ayudar a sus estudiantes a alcanzar el éxito. «La máxima prioridad es beneficiar a los más pequeños», explica Moktar Wahid, subdirector de la división de recursos educativos y tecnología del Ministerio de Educación de Malasia. Las mejores soluciones son aquellas que empiezan por las personas: cuando se invierte en los docentes, se invierte en las comunidades. «Puede causar una gran reacción en cadena», afirma Chris Mier, responsable de desarrollo digital del Ayuntamiento de Glasgow, en Escocia.

Y todo empieza con una sola persona.